Como resultado de más de tres años de investigación sobre el conflicto armado en Colombia, el 28 de junio pasado, la Comisión para la Verdad, creada por el Acuerdo de paz con las FARC para contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones cometidas a los derechos humanos durante el conflicto armado y crear condiciones para la convivencia y la no repetición, inició la entrega de su informe final.
Este informe incluye, además de los testimonios de las víctimas, un análisis profundo de los impactos del conflicto sobre las mujeres y los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes y de las consecuencias de su estigmatización histórica, marginalización, y exclusión estructural del poder que afecta al goce efectivo de los derechos humanos.
Por primera vez, hay una cifra de cuántas personas perdieron la vida en el conflicto armado más largo de la historia de América Latina. Al cruzar 112 bases de datos, la Comisión para la Verdad, la Jurisdicción Especial para la Paz y el Grupo de Análisis de Datos en Violaciones de Derechos Humanos (HRDAG por sus siglas en inglés) pudieron estimar que entre 1986 y 2016 murieron 450.666 personas. La gran mayoría – 80 porciento – eran civiles. También se estima que el 45 porciento de estas personas murieron a manos de paramilitares e incluye otros delitos como el secuestro, del que fueron principalmente responsables las guerrillas extintas FARC, que cobró 50.770 víctimas.
El capítulo entregado de “Síntesis, hallazgos y recomendaciones” indica que los Pueblos Indígenas, Pueblos Afrodescendientes y campesinos fueron blanco constante de las decisiones que permitieron la monopolización de la tierra, de acuerdo a un modelo de acumulación por desposesión, que los privó de oportunidades de desarrollo individual y colectivo.
“El desplazamiento de más de nueve millones de personas y la pérdida de más de ocho millones de hectáreas usurpadas o abandonadas como resultado de la violencia del conflicto armado no solo han significado una contrarreforma agraria, sino que, sumadas a la incapacidad del Estado para regular los derechos de propiedad de la tierra y los conflictos por su uso, reflejan la baja calidad de la democracia que existe en el país.”
El capítulo “Cuando los pájaros no cantaban: historias del conflicto armado en Colombia” cuenta con testimonios de sobrevivientes sobre el impacto del conflicto armado en sus vidas. En la página 126, los siguientes mensajes de mayores Indígenas arahuacos explican su cosmología y filosofía que nos ofrece una visión alternativa sobre la violencia, la paz, la reparación y el perdón en Colombia de la que todos podemos aprender: