A pesar de la función fundamental que desempeñan los pueblos indígenas y las comunidades locales en la protección de los bosques y la naturaleza, solo una mínima parte de estos gozan de derechos seguros a poseer, gestionar y controlar sus tierras y recursos. A menudo, estos pueblos y comunidades tienen muy poco acceso al apoyo, al financiamiento y a los servicios necesarios para proteger los bosques del mundo y para lograr medios de vida sostenibles. De hecho, una nueva investigación de RRI y la Fundación Rainforest de Noruega muestra que solo el 17% de los fondos para el clima y la conservación a nivel mundial destinados a los pueblos indígenas y a las comunidades locales llegan a ellos.
En otras palabras, ¿dónde está el dinero?
Durante sus palabras de apertura, Darren Walker, Presidente de la Fundación Ford afirmó lo siguiente:
“Con demasiada frecuencia, los donantes exponen grandiosos planes durante eventos internacionales en grandes y lujosos escenarios; se adquieren compromisos, pero después no se les da seguimiento. Esto es lo que no podemos permitir que suceda en esta ocasión. Hay demasiado en juego.”
Para Peter Kitelo, Director Ejecutivo del Proyecto de Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Chepkitale (CIPDP, por sus siglas en inglés), muchas comunidades indígenas y locales no tienen conocimiento acerca de este compromiso, pero sí cuentan con proyectos que cumplen con los criterios establecidos. “El mayor reto de financiamiento para las pequeñas organizaciones como el CIPDP y las comunidades como los ogiek del Monte Elgon es la información”. En otras palabras, las comunidades indígenas y locales ya están excluidas debido a las asimetrías existentes en la información. Se deben incorporar de manera intencional la sensibilización y el intercambio de información.
Joseph Itongwa Mukumo, Coordinador de la Red de Pueblos Indígenas y Locales para la Gestión Sostenible de los Ecosistemas de África Central (REPALEAC, por sus siglas en francés), expresó una opinión similar durante una mesa redonda y sugirió que los donantes que adquirieron este compromiso vayan un paso más allá, no solo con respecto a la comunicación y el intercambio de información, para que los cambios se transformen en una realidad práctica. “Los mecanismos deben alinearse con las actividades en las comunidades y viceversa”.
Por su parte, Clemencia Carabalí, Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer en Colombia, también planteó un asunto crítico: “Los $1.700 millones que comprometieron los gobiernos y los donantes es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, si realmente deseamos salvar la brecha histórica y redirigir fondos que no han llegado hasta las comunidades indígenas, afrodescendientes y locales, entonces este compromiso también deberá tomar en consideración una brecha de financiamiento aún mayor que todavía existe para las mujeres y las niñas indígenas, afrodescendientes y locales”.
Diversas investigaciones han mostrado que, entre 2010 y 2013, las organizaciones de mujeres Indígenas recibieron solamente el 0,7% de todo el financiamiento registrado en el campo de los derechos humanos, a pesar de usar, gestionar y conservar territorios comunitarios que abarcan más del 50% de las tierras del mundo. Incluso en aquellos casos en que los recursos estén llegando a las organizaciones de mujeres indígenas, este financiamiento tiende a ser inadecuado y a corto plazo. Además, una nueva investigación muestra que solo el 27% del financiamiento para la tenencia y la gestión de los bosques por parte de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales incluyó palabras claves relativas al género, a pesar de la función tan esencial que desempeñan las mujeres en la gestión de los bosques de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, y su notoria exclusión de muchas estructuras de gobernanza y de la toma de decisiones sobre la gestión forestal.
Sara Omi, Presidenta de la Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales de Mesoamérica, de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques, se refirió a lo siguiente:
“No podemos hablar sobre financiamiento climático mientras dejamos atrás a las mujeres y las niñas indígenas, afrodescendientes y locales. El compromiso debe ir más allá del financiamiento y deben prometer la incorporación de un enfoque basado en derechos, tanto en el diseño como en la implementación de todos los proyectos.”
A través de sus respuestas, quedó claro que los representantes de los donantes y los gobiernos que participaron en la llamada estaban escuchando lo que los titulares de derechos estaban transmitiendo y quisieron realizar conversaciones adicionales.
Chris Penrose Buckley, Líder Sénior de Políticas Territoriales del Gobierno del Reino Unido, manifestó lo siguiente:“Deseamos trabajar conjuntamente con ustedes y aprender de ustedes cuál es la mejor forma de hacerlo. Necesitamos escucharlos y hablar con ustedes para comprender mejor cómo estructurar [estos mecanismos financieros], para que tengan una voz, para desempeñen una función en la gobernanza y para que reflejen las necesidades en la práctica.”
Darren Walker explicó lo siguiente: “Nuestra mayor prioridad debe ser escuchar a las organizaciones indígenas y locales sobre cuáles son sus necesidades. Los donantes deben abordar estas labores con gran humildad y humanismo. No tenemos todas las respuestas, por lo que necesitamos y debemos recurrir a nuestros socios de trabajo, en especial a las organizaciones indígenas y las comunidades locales, para que nos ayuden a ser más eficaces y a dar una mayor rendición de cuentas.”
Entre los asuntos claves que se abordaron durante el diálogo se incluyen los siguientes:
- El compromiso de $1.700 millones no es un fondo centralizado; más bien, está compuesto por varios compromisos de donantes en el plano individual y ya se han asignado algunos de estos fondos. Actualmente, los fondos deben accederse a través de los mecanismos particulares de financiamiento de cada uno de los donantes individuales.
- Los países y los proyectos que actualmente reúnen los requisitos para recibir financiamiento bajo este compromiso incluyen: 1) reformas de tenencia o de gobernanza forestal; 2) proyectos dirigidos por los pueblos indígenas y las comunidades locales; 3) proyectos o iniciativas para el aumento de capacidades entre las organizaciones y las redes indígenas y locales; y 4) países con bosques tropicales y que reúnan los requisitos para recibir asistencia oficial para el desarrollo.
- Este compromiso no solo se trata de dinero. Una de sus prioridades es alejar el poder de los modelos de financiamiento descendentes y basados en el denominado norte global, y potenciar más fondos e iniciativas dirigidas por pueblos indígenas nacionales y regionales y comunidades locales. Esto incluye el aumento de capacidades en el ámbito local.
¿Cuáles son los próximos pasos del Grupo de Trabajo de Donantes?
- La Oficina de Asuntos Exteriores, la Mancomunidad y el Desarrollo (FCDO, por sus siglas en inglés) del Reino Unido buscará que este compromiso mantenga una presencia de alto nivel durante la COP27, a celebrarse en Sharm el-Sheikh, Egipto, y presentará el primer informe sobre el compromiso.
- Establecer los principios rectores y las prácticas sobre el compromiso.
- Lograr un mayor impulso político y ayudar a sentar las bases para compromisos futuros en 2025, 2030 y años posteriores.
Entre todas estas interrogantes y los compromisos de financiamiento subyace una pregunta fundamental. ¿De qué forma reconocerán los donantes y los gobiernos que se encuentran estableciendo alianzas de trabajo con los pueblos indígenas y las comunidades locales sus derechos?
El Dr. Shree Kumar Maharjan, Subsecretario General del Pacto de Pueblos Indígenas de Asia (AIPP, por sus siglas en inglés), señaló lo siguiente: “Hay diversos casos en los que los Pueblos Indígenas han venido trabajando con los gobiernos, ya sea de forma directa o indirecta, específicamente en asuntos temáticos como el cambio climático, la biodiversidad, la silvicultura, la salud y la educación, pero cuando se trata de derechos —derechos a la tierra, derechos colectivos o un desarrollo autodeterminado— con frecuencia, los gobiernos se están quedando rezagados. La mayoría de los gobiernos no priorizan a los pueblos indígenas en sus políticas, programas o planes”.
Por su parte, Margarita Antonio, una mujer misquita de Nicaragua y Coordinadora de Programas del Fondo de Mujeres Indígenas AYNI, del Foro Internacional de Mujeres Indígenas, y moderadora del diálogo, aseveró lo siguiente: “Nuestro valor, relevancia e importancia para la humanidad es mayor que cualquier cantidad de dinero o cuenta bancaria. [Los Pueblos Indígenas y las comunidades locales] aportan bienes tangibles —bosques, vida silvestre, ríos y frutos— e intangibles —cultura, idiomas y conocimiento.
“No tenemos que transformar estos bienes en dinero para que cumplan con su propósito. Necesitamos que estos recursos estén tan vivos como lo estamos nosotros como pueblos. Y necesitamos que se reconozcan plenamente nuestros derechos a tales recursos.”