Los Pueblos Indígenas, las comunidades locales y los Pueblos Afrodescendientes han administrado el terreno de la Tierra durante milenios. Mantener su soberanía sobre sus tierras no es solo una cuestión urgente de derechos humanos, sino que ahora también se reconoce como una poderosa solución al cambio climático.
Los bosques gestionados por los pueblos indígenas y las comunidades locales «tienen menores tasas de deforestación, mayor almacenamiento de carbono y mayor conservación de la biodiversidad que las áreas protegidas por el gobierno«. Lea eso de nuevo: estas tierras almacenan más carbono y tienen una mayor biodiversidad en comparación con las tierras formalmente protegidas. En consecuencia, el valor de fortalecer los derechos territoriales de los indígenas y las comunidades es evidente. Sin embargo, el proceso de asegurar y aplicar estos derechos en todo el mundo sigue siendo vasto y laberíntico.
Un nuevo informe del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF), una asociación mundial para reducir con éxito las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques, y el fondo del Banco Mundial para mejorar el acceso a los beneficios al tiempo que se reducen las emisiones (EnABLE), describe formas tangibles en que las comunidades mundiales pueden avanzar en el esfuerzo por mitigar el cambio climático mediante el fortalecimiento de la soberanía Indígena.
El informe, financiado por el Banco Mundial y realizado por la Iniciativa para los Derechos y los Recursos (RRI) y la Alianza Mundial para el Acceso a la Tierra, establece tres objetivos para fortalecer la tenencia de la tierra y los bosques de los Pueblos Indígenas, las comunidades locales y los Pueblos Afrodescendientes (PI, CL y ADP). Estos objetivos son: avanzar en el reconocimiento legal de los derechos colectivos; fortalecer y asegurar estos derechos; y, en última instancia, aprovechar estos derechos para el beneficio y el bienestar continuos de los pueblos locales.