Historias de lideresas: Tabea Casique Coronado, una líder Asheninka del Perú
Eliza Plufcker Herrera y Daiana González
La secretaria de la Junta Directiva de la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) comparte los retos que tuvo que superar para convertirse en una mujer líder indígena.
Tabea Casique Coronado nació en el seno de una familia numerosa en el distrito de Yarina Cocha, Ucayali en Perú, durante una época turbulenta en el país. El Estado peruano estaba bajo un régimen militar, una nueva constitución estaba a punto de ser promulgada en 1979 y el grupo subversivo más violento del Perú, Sendero Luminiso, comenzaba a formarse.
Debido a esto, Tabea creció en medio de asesinatos, reclutamientos forzados, desplazamientos forzados y violencia sexual que a menudo tenían como objetivo a los Pueblos Indígenas. Aunque la caída del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, ocurrió en 1992, no fue hasta 1999 que finalmente terminó el enfrentamiento entre las fuerzas armadas y los restantes miembros del grupo guerrillero. Este contexto hostil no le impidió a Tabea trabajar activamente para mejorar su comunidad.
Los padres de Tabea eran líderes comunitarios y evangelistas traductores en lengua asheninka, lo cual era común entre los líderes Indígenas de Ucayali debido a la influencia de las instituciones evangelizadoras y la religión católica en la Amazonía peruana, que ha estado presente desde la época colonial. El ser pastores de la Iglesia convirtió a los padres de Tabea en foco de amenaza y persecución por parte del grupo guerrillero, tanto así que en 1990 la familia de Tabea tuvo que refugiarse en el Instituto Lingüístico de verano de los misioneros evangélicos la ciudad de Pucallpa, en donde permanecerían dos años para luego retornar a la comunidad de Chicosa, donde Tabea viviría parte de su infancia y adolescencia.
Desde que era una niña, Tabea alternó sus estudios con trabajo. Durante la semana trabajaba como empleada doméstica y los sábados y domingos veía desde lejos las actividades comunitarias de sus padres que involucraban la defensa de los derechos de los asheninka y la evangelización. Sin embargo, se le negó la entrada a estos espacios porque era joven y mujer, tampoco tenía la valentía ni confianza para compartir sus opiniones frente a un gran público.
«No podía hablar en público, era sumisa, era una persona que tenía muy baja autoestima, así que he superado todos esos obstáculos para poder llegar a donde estoy», dice Tabea Casique Coronado.
Las expectativas de ser una mujer adolescente Indígena
Tabea enfrentó muchos retos para acceder a los mismos derechos que el hombre no Indígena. Además, pertenecer a una familia religiosa significaba estar inmerso en sus reglas estrictas y conservadoras. Aunque su familia apoyó su educación, Tabea dice que sintió una presión constante de mantenerse alejada del activismo Indígena y de los espacios de toma de decisiones en su comunidad.
Con el tiempo, la presión para cumplir con sus responsabilidades domésticas y académicas se volvió mayor, lo que provocó que Tabea se mudara de la casa y se convirtiera en adulta prematuramente. Tabea se mudó a la provincia de Atalaya, un pueblo más grande en Ucayali, para continuar con el 5to año de secundaria, debido a que la comunidad de Chicosa no contaba con este nivel de estudio. Con 18 años de edad Tabea se convirtió madre de un niño y tuvo que enfrentar las luchas de la vida urbana, la maternidad, la vida laboral, y todo lo que implicaba comenzar a estudiar en un nuevo lugar.
Photo: Stephany Cadenillas, AIDESEP
Mientras esto ocurría, Tabea también sufrió violencia racial y de género, lo que dificultó aún más su proceso educativo y su camino como futura líder. Tabea reconoce que, como mujer, enfrentó una serie de expectativas externas sobre cómo debía ser, actuar y estar al participar en escenarios políticos y de toma de decisiones.
A pesar de estos desafíos, tuvo suerte de que su familia apoyara su educación, tanto que intervinieron para ayudar a cuidar a su hijo para que Tabea pudiera seguir estudiando una carrera técnica en enfermería y luego una carrera universitaria en Trabajo Social. Estos logros han servido de ejemplo de superación entre las mujeres Indígenas de su comunidad.
Desafiando el statu quo
De adulta, Tabea comenzó a involucrarse en los esfuerzos de defensa tan pronto como vio la oportunidad de hacerlo. Ser una mujer enfermera con conocimientos lingüísticos y culturales Indígenas ayudó a Tabea a desempeñar un papel clave en la facilitación del acceso a la salud para los Pueblos Indígenas de Atalaya. Sus habilidades técnicas también la hicieron destacar en espacios de toma de decisiones como la Organización Regional Indígena de Atalaya (OIRA).
En una Asamblea diferente miembros de la OIRA propusieron a Tabea para ocupar un cargo mayor, sin embargo, una vez más, había limitaciones para la participación activa en esos espacios por el hecho de ser mujer.
«Siempre hay limitaciones para una mujer que quiere participar en espacios de toma de decisiones, porque es asumir mayor responsabilidad como madre soltera, si las mujeres quieren ocupar puestos de alto nivel. También los hombres les cierran las puertas al principio. Ellos reconocen que las mujeres hacen un buen trabajo, pero ese trabajo es invisibilizado «, dijo Tabea Casique.
Según Tabea, muchas mujeres Indígenas no pueden participar en los espacios de toma de decisiones debido al control que las parejas y los miembros de la familia tienen sobre ellas. En las organizaciones Indígenas mixtas las mujeres también son excluidas debido a los roles que ejercen, por lo que, de adulta, Tabea sintió la presión de su pareja para cumplir con los roles tradicionales de género y cuidado en casa. Según Tabea, su pareja también llegó a ejercer control sobre sus acciones, limitando su participación en la OIRA.
«Pero los hombres dicen: ¿una mujer me va a dar órdenes? ¡Una mujer no me manda!», dijo Tabea Casique.
Una nueva etapa centrada en su vocación de líder
Al ver los constantes cuestionamientos y conflictos que surgían de su pareja debido a su papel en la OIRA, Tabea decidió separarse en 2012 y seguir una carrera como líder indígena. Luego de esto, Tabea aceptó un puesto de liderazgo en la OIRA que le permitió ascender rápidamente en diferentes cargos.
Photo by Elvio Cairuna, AIDESEP
Desde que asumió su primer rol en el OIRA, Tabea ha ocupado cargos en organismos regionales, nacionales e internacionales: Fue coordinadora de la Dirección de Pueblos del Área de Mujeres y Jóvenes de OIRA, así mismo, fue tesorera en la Coordinadora Regional de los Pueblos Indígenas de Atalaya (CORPIAA); también fue coordinadora de Educación, Ciencia y Tecnología de la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica (COICA), y actualmente se desempeña como responsable del programa de Bosques, Clima y Salud de AIDESEP.
«Todos los días, debemos agradecer al universo por la vida, y siempre debemos meditar. Siempre me levanto por la mañana y me doy fuerzas. Como se suele decir, la autoestima está ausente en este tema. La primera es empoderarnos; es estar bien con uno mismo para poder transmitir ese mensaje a los demás», dijo Tabea Casique Coronado.
Después de décadas de lucha, algunas mujeres Indígenas, Afrodescendientes y de comunidades locales en América Latina han logrado condiciones de igualdad y equidad en sus derechos y han logrado superar la violencia y/o la discriminación de género en los espacios de toma de decisiones.
Sin embargo, para muchas otras mujeres, las barreras persisten. La promoción de la capacitación técnica, la creación de redes de apoyo y la creación de recursos para el financiamiento directo de las mujeres comunitarias pueden ayudar a empoderar el liderazgo y la participación de las mujeres en los eventos de toma de decisiones para su territorio.