La evidencia es muy clara: durante mucho tiempo, los pueblos indígenas y las comunidades locales han sido el pilar de los esfuerzos dirigidos a la protección ambiental y salvaguardan lo que queda de nuestros preciados bosques y recursos naturales, a pesar de las crecientes amenazas a las que están expuestas sus tierras y sus propias vidas. Si bien no se sabe la magnitud total de las contribuciones que efectúan las comunidades, diversos estudios recientes han dado ciertos pasos para cuantificar algunos aspectos de su impacto: por ejemplo, un análisis de 2018 reveló que las comunidades indígenas y locales gestionan casi 300 000 millones de toneladas métricas de carbono en sus zonas boscosas, mientras que otro estudio señaló que están invirtiendo considerablemente en la conservación de los bosques —solo en el mundo en desarrollo, hasta una cantidad de $1.710.000 millones.
A pesar de la enorme función que cumplen en la lucha mundial contra el cambio climático, los logros, las preocupaciones y las voces de los pueblos indígenas y las comunidades locales están ausentes de forma visible en muchas de las agendas nacionales e internacionales, al igual que en el diálogo de la sociedad en general.
Durante una sesión reciente del Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas, realizada en Nueva York, seis activistas y líderes indígenas de diversas partes del mundo dedicaron un momento a referirse a las contribuciones que realizan sus comunidades para el progreso de la sociedad, y que muchas veces no se reconocen y se subestiman, así como para abordar algunos de los conceptos erróneos más comunes y nocivos sobre los pueblos indígenas y las comunidades locales. Para propósitos de claridad, se han editado un poco las entrevistas siguientes.
«Estamos presentes. Estamos aquí».
Los pueblos indígenas y las comunidades locales son los propietarios y administradores consuetudinarios de más del 50 % de las tierras del planeta, legalmente solo poseen un 10 %. «Uno de los más generalizados es que la sociedad, especialmente los tomadores de decisiones nos ven como un pueblo casi sin derechos», explicó Levi Sucre, coordinador de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB) e indígena de Costa Rica. «Ósea, como un pueblo, no gozamos de los mismos derechos que el resto de la humanidad y eso me parece que es un error bien grande, porque atropellan nuestros derechos.»
Rayanne Maximo Franca dejó su comunidad a los 17 años para ir a la universidad en Brasilia, donde era una de las pocas estudiantes indígenas. Ahora que ya tiene 27 años, ella tiene mucha experiencia como organizadora y trabaja con la Red de Jóvenes Indígenas de Brasil, pero también es representante del Grupo Mundial de Jóvenes Indígenas. Ella explicó que «todos los días, el hecho de ser indígena en una sociedad que está tan prejuiciada, tan racista y tan discriminatoria; el hecho de que hay gente que se manifiesten como indígenas —dentro de la sociedad en la que vivimos hoy— ya representa un acto de activismo. Este ya es un acto de autodefensa».
Según la activista emberá Dayana Urzola Domicó, coordinadora nacional de juventudes de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y representante del Grupo de Jóvenes, la supresión de las identidades y de los argumentos indígenas dentro de la cultura predominante también es uno de los problemas principales que existen. Afirmó que «a los niños les enseñan que los pueblos indígenas estuvieron y que están en los libros… que ya hubo una extinción de los pueblos indígenas. Pero no somos aquellos indígenas que en los museos se ven bonitos. Nosotros no somos del pasado. Todas esas cosas que van articulados en el cuidado de la madre tierra, de usted como persona, su territorio, su pensamiento, su ley de origen, esas cosas aún viven. Vamos a seguir aquí».
«Tenemos soluciones. Tenemos resiliencia».
Por su parte, Hindou Oumarou Ibrahim, coordinadora de la Asociación de Mujeres y Pueblos Indígenas de Chad (AFPAT), considera que «las personas piensan que los pueblos indígenas son pueblos sin conocimiento. Creo que están equivocados. Si bien, por supuesto, los pueblos indígenas no asistieron a escuelas occidentales, ¿quién dice que el hecho de ir a la escuela te hace diferente a aquellos que no asistieron? Los pueblos indígenas protegen el planeta. Nuestro conocimiento tradicional utiliza un enfoque en función de la tierra y del ecosistema». Ella describió la forma en que las comunidades pastoriles mbororo, que son indígenas de Chad, utilizan su estilo de vida nómada para conservar el entorno natural. Al respecto, Hindou afirmó que «usamos un lugar para quedarnos por dos días y luego vamos a otro por tres días. Esto permite que los recursos naturales se regeneren de forma natural».
Joan Carling, coorganizadora del Grupo Principal de Pueblos Indígenas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (IPMG SDGs, por sus siglas en inglés) creció en las montañas de la región de la Cordillera en Filipinas, donde pasó su niñez jugando en los bosques. Ella es del pueblo kankanaey y durante dos décadas se ha situado al frente de la lucha por la justicia ambiental. Ella explicó que «los pueblos indígenas han venido participando en el proceso relativo al cambio climático porque creemos que tenemos algo con lo que podemos contribuir. Tenemos las soluciones. Tenemos la resiliencia. Tenemos el conocimiento que se ha acumulado en el transcurso del tiempo. Nuestros ancianos saben cómo leer los ríos y el comportamiento de los animales. Ellos usan esto para predecir qué está sucediendo con el medio ambiente».
Rayanne explicó que este conocimiento tradicional es lo permite que todavía estén en pie los bosques que aún quedan: «Es lo que mantiene la biodiversidad, mantiene la fauna, la flora, los animales… nosotros estamos manteniendo todo lo que tiene la naturaleza y también estamos contrarrestando el cambio climático».
Levi afirmó que «a ponerlos al orden del mundo, es decir: aprendamos de lo que ancestralmente nosotros sabemos y mantengamos una iniciativa de buen vivir en equilibrio con la naturaleza. Durante muchos años nuestros pueblos hemos logrado mantener una relación armoniosa entre los bosques y la convivencia humana, y es la mayor enseñanza que le damos al mundo, porque el cambio climático no va hacer distinción de raza, cultura, color, no va hacer ninguna distinción, va a afectar a todos por igual».
«Estamos mostrando la ruta hacia el desarrollo sostenible».
La lucha por aclarar un argumento particularmente dañino —que los pueblos indígenas se oponen ciegamente a los proyectos de desarrollo, o que son un impedimento para el progreso económico— es universal. Al respecto, Joan Carling manifestó que «la idea errónea más grande sobre los pueblos indígenas es que estamos contra el desarrollo. Esto proviene de un punto de vista occidental del desarrollo con base al hecho de que las actividades mineras, las represas y la agroindustria son algo bueno para las personas. Pero hay que pensar que esto ha ocasionado desigualdades y es insostenible. Esto ha destruido gravemente la naturaleza y ha contaminado severamente nuestras tierras y los recursos».
A igual que en muchos otros países, en Colombia, la expansión desenfrenada de proyectos industriales ha dado origen a la devastación de muchas tierras comunitarias. Al respecto, Dayana afirmó que «las empresas grandísimas en Colombia desvían los ríos, secan los ríos», mientras levantaba el brazo y simulaba la constricción de sus venas, añadiendo que «cuando interrumpen la corriente de un río, es como amarrarte aquí en tus venas. Después de un tiempo, se te va a pudrirte la mano, porque la sangre no está circulando».
«Pero la gente dice que estamos contra el desarrollo, cuando nuestra meta es proteger estos recursos contra este tipo de destrucción», comentó Joan, agregando que «el mundo está experimentando una crisis tras otra con el cambio climático. ¿De quién es la culpa? No es de los pueblos indígenas. De hecho, estamos mostrando la ruta hacia el desarrollo sostenible. Estamos a favor del uso sostenible de nuestros recursos, para que así las generaciones futuras tengan algo por qué vivir».
Respalda a Levi en lo que respecta a proyectos ambientalmente destructivos: «A corto plazo, parece que es desarrollo, pero a mediano y largo plazo, será la destrucción de la humanidad».
«No solo son nuestras tierras lo que está en juego, si no también nuestras propias vidas».
2017 y 2018 han sido unos de los años más mortales que se han registrado para los defensores ambientales, en especial para los pueblos indígenas y los activistas comunitarios, pues son cada vez más víctimas de acoso y ataques, son criminalizados y hasta asesinados por defender sus tierras contra la explotación. Al respecto, Hindou aseveró que «no están luchando por su ego o para obtener beneficios económicos. Están luchando por la identidad y la sobrevivencia de los pueblos, por la protección del planeta».
Para Rukka Sombolinggi, jefa de AMAN, la organización indígena más grande en Indonesia y el mundo, el hecho de aprender sobre las luchas de las comunidades indígenas, aparte de las propias, fue como un «bautismo de fuego». Según lo recuerda: «Hace 20 años, me di cuenta que los pueblos indígenas estaban enfrentando criminalización. La usurpación de tierras estaba sucediendo en todas partes. Se estaba desalojando a los pueblos indígenas en Indonesia, tanto de áreas protegidas y parques nacionales, como de bosques protegidos y refugios de vida silvestre. Esto todavía sigue ocurriendo».
Para Joan Carling, el asunto relativo a la discriminación es profundamente personal: hace menos de un año, el gobierno filipino la acusó falsamente de ser terrorista, junto con otros cientos de activistas de derechos humanos. A pesar de que posteriormente se borró su nombre de la lista, las amenazas aún continúan.
Según lo explicó, “miles de personas indígenas están languideciendo en las cárceles. Hemos escuchado que han matado a varios líderes indígenas sencillamente por defender sus derechos. No solo se trata de un asunto de derechos y libertades fundamentales, sino un asunto de dignidad, de la sobrevivencia colectiva de los pueblos indígenas. ¡Se nos está criminalizando por cumplir con nuestra función de mantener el planeta!”
Cada vez más, diversos gobiernos, instituciones multilaterales y otros actores importantes están escuchando un llamado urgente para tomar acciones para proteger a aquellos que defienden los bosques y las tierras del mundo. Ya están en marcha nuevas campañas, nuevos proyectos y fondos para apoyar iniciativas dirigidas a fortalecer los derechos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales a sus tierras. Y la nueva generación de líderes indígenas jóvenes se han unido a esta lucha.
Dayana explicó que «en Colombia, hay tanto conflicto que hay dos opciones. Uno que es te matan a tu familia y te quedas sin nada, y te mueres junto con tu familia. O la otra es que tu también salgas a mirar como defender a tu pueblo, ósea a tu nación. Entonces el conflicto hace que también, tú como persona, empieces a generar otros espacios para que de una u otra manera, no vayan asesinando a más lideres, no asesinen a tu familia, no asesinen a tu comunidad o no los echen del territorio. Motivos como esos también hacen que usted se vuelva activista».
Este articulo fue publicado originalmente en inglés en la revista Intercontinental Cry.
Sobre la autora: Lai Sanders es la oficial de comunicaciónes digitales a la Iniciativa para los Derechos y Recursos.