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La comunidad nativa de Alto Tamaya-Saweto, situada en la Amazonía de Perú y cuyos líderes fueron asesinados por presuntos madereros ilegales en septiembre pasado, recibió el título de propiedad de su territorio que llevaba reclamando y tramitando durante doce años, informó hoy a Efe la fundación Rainforest.
La jefa de la comunidad, Ergilia Rengifo, y su hija Diana Ríos, madre e hija respectivamente de uno de los líderes asesinados, recibieron el miércoles el título de propiedad tras ser admitido y tramitado en la oficina de registros públicos de Pucallpa, capital de la región de Ucayali, en el este de Perú.
Los nativos Alto Tamaya-Saweto, de etnia asháninka, son ahora legalmente propietarios de cerca de 80.000 hectáreas de selva, situadas en el distrito de Masisea, cerca de la frontera de Perú con Brasil, y cuya propiedad reclamaron durante años para poder enfrentar las incursiones de madereros ilegales en su territorio.
Rengifo y Ríos dijeron que no es tolerable que cuatro miembros de la comunidad tuvieran que morir trágicamente para que tuviera acceso al derecho de propiedad.
“Ahora no voy a dar un paso atrás. No les voy a permitir nada a los madereros. También queremos formación de los jóvenes para que puedan gestionar las piscifactorías y las granjas de pollos que queremos instalar”, señaló Rengifo.
Ríos, por su parte, pidió al Gobierno peruano que apoye a los pueblos indígenas porque “no solo es el caso de Saweto, sino que hay muchas más comunidades que ni siquiera pudieron delimitar todavía su territorio para iniciar los trámites de titulación”.
El director de la fundación estadounidense Rainforest, Tom Bewick, indicó en un comunicado que la titulación de Alto Tamaya-Saweto es una victoria para la comunidad, que ha luchado y se ha sacrificado tanto para este fin”.
“También es importante que se hayan titulado sus casi 80.000 hectáreas porque esto será un impulso para titular otras comunidades indígenas de las 1.600 que hay en Perú, según la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep)”, agregó Bewick.
Las muertes de los jefes de Saweto se convirtieron en un caso emblemático de la impunidad de la tala ilegal en Perú y de la desatención del Estado a los indígenas porque entre los asesinados estaba el presidente de la comunidad, Edwin Chota, un reconocido activista en la defensa de los bosques amazónicos.
Chota y sus tres compañeros fueron asesinados supuestamente el 1 de septiembre de 2014 por arma de fuego, cuando se dirigían a una comunidad vecina de Brasil para vigilar sus territorios de los madereros ilegales. Sus cuerpos fueron abandonados en un riachuelo cercano al río Putaya.
La investigación de la Fiscalía consiguió detener al brasileño Adeuzo Mapes y a su hijo peruano Eurico, además de a un tercer implicado, pero todavía hay otros tres sospechosos por capturar, según las pesquisas del fiscal a partir de los testimonios de las cuatro viudas y otros testigos.
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